¿Sabías que el primer reloj de pared tal y como lo conocemos hoy en día fue creado en el siglo XVIII y solo tenía una aguja? Han pasado muchas horas y los relojes de pared han cambiado, pero siempre han estado presentes en nuestros hogares.

Con su tono fondo blanco y los números de colores es el accesorio decorativo que necesitas para darle a tu casa un toque de color, alegría y originalidad. Además, tiene 30 centímetros de diámetro lo que lo hace ideal para tu cocina, salón u oficina.

Gracias a su movimiento silencioso podrás disfrutar de un ambiente tranquilo sin tener que escuchar el tic-tac de sus agujas.

Está fabricado en ABS y cuenta con cubierta de vidrio que lo protege del polvo y la suciedad.

Es el regalo perfecto para decorar la habitación de los más peques de la casa o para aquel amigo o familiar que siempre llega tarde y es un apasionado de los colores ¡Se les acabaron las excusas! 😉